No hay prisa para abordar el cambio. Aún no hay calendario, aunque lo deseable, explican las fuentes consultadas, sería tenerlo todo, al menos decidido, antes de que acabe el presente mandato, en el 2015. Y añaden que la solución que finalmente se adopte será fruto de unos estudios que resuelvan los problemas que hay encima de la mesa. Para algunos tramos se plantean esquemas imaginativos, como el uso de plataformas compartidas por coches y bicis con salida avanzada para estas últimas o, allí donde no haya otra posibilidad, mantener el carril en el paseo entre árboles pero separándolo físicamente de los peatones.Lo que está claro es que la calzada central no se tocará. Hacerlo obligaría a redimensionar las magnitudes del tráfico no sólo de la Diagonal, sino también del conjunto del Eixample, como se previó con las reformas que se sometieron a consulta en el 2010. Sin embargo, sí que hay margen para actuar en los laterales, que, aunque en algunos tramos –sobre todo entre Francesc Macià y paseo de Gràcia– soportan importantes volúmenes de vehículos, podrían perder, cada uno, un carril sin que se produzcan excesivos problemas. Se trata, como norma general, de que estas calzadas laterales sean para el tráfico local o para efectuar determinados giros –no todos los que ahora se hacen– que permitan tomar otras calles. Esto último obligará a abrir salidas desde las calzadas centrales hoy inexistentes
En cualquier caso, la decisión última será política, porque, de un modo u otro, se variará el actual reparto del espacio de la Diagonal. La fórmula es que en la mayor parte de los tramos entre Francesc Macià y Glòries –en principio hasta Sardenya, porque de esta calle hacia abajo la configuración cambia– los viandantes ganen espacio, los ciclistas lo mantengan pero en mejores condiciones, tampoco varíe lo que ocupa el transporte público –el autobús y el taxi, que se quedarán donde están– y el tráfico privado lo pierda, en los laterales, aunque de manera mínima.
En los casos en los que haya que dejar dos carriles de coches en los laterales, hay dos posibilidades. Una, mantener el carril bici donde está, en los paseos entre árboles, pero protegiéndolo con jardineras y diferenciándolo mejor con pintura y señales. Otra, que las bicis vayan por los laterales, sin carril propio, compartiendo espacio con los coches. Eso sí, con velocidad limitada a 30 km/h y con salida avanzada en los cruces –regulada por semáforos propios– que les dé un plus de seguridad.Las posibilidades de actuación sobre los laterales son diversas. Una es mantener las aceras como están, dejar un carril para el tráfico motorizado y, pegado al paseo entre árboles, en la calzada, colocar el de las bicis. Entre ambos, en algunos tramos podría quedar espacio para aparcar motos. En zonas donde las aceras son excesivamente estrechas, esta fila de estacionamiento se puede suprimir para ganar espacio para el peatón.
Otra premisa es que los sentidos de circulación de las bicicletas seguirán separados. Se descarta, por tanto, reimplantar un carril bidireccional. Los expertos recuerdan que lo mejor en una avenida de estas características, con un tronco central tan transitado, es no juntarlos.
En el tramo de la Diagonal comprendido entre las plazas Francesc Macià y Glòries, las bicicletas irán por la calzada, en un carril propio. Así lo ha anunciadoXavier Trias. Lo dijo durante la campaña electoral y, ya al frente del Ayuntamiento, lo ha repetido varias veces, la última hace un par de semanas. Pero el alcalde no ha dado muchos más detalles al respecto. Sólo ha apuntado que lo deseable es ampliar las aceras en algunos tramos, para que el peatón gane espacio, porque en ciertas zonas son ridículas. Y, de la combinación de estas dos actuaciones, la consecuencia es que el vehículo privado perderá presencia en la avenida. ¿Cuánta? Como mucho, un carril de cada lateral, según las fuentes consultadas por La Vanguardia. Y no en todo el recorrido, porque hay puntos en los que seguirán haciendo falta los dos.
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